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No sé... Estoy como dopada todo el tiempo...

sábado, 23 de abril de 2011

La máquina de hábilidades...

La Máquina de Hábilidades tuvo ciertas dificultades en sus inicios; pasando de aquí para alla, sin mantenimiento, sin capital para transformar. Su vagabundeo errante le dio todo lo que hoy posee. Poco a poco fue llenando un saco con todo el cascajo que encontraba, no había nada más que pudiese utilizar.

Su capacidad se vio únicamente limitada por el mismo material que le servía para crear: La senda cantidad de vicisitudes que se le presentaron y las que, probablemente, sabiendo ya el benefició que le daban, él mismo originó.

[...]

Es una máquina tan perfecta, que nunca emite sonido alguno. Trabaja con rápidez y lo que tiene a mano: práctico y sencillo. En ocaciones se le escapa un ligero murmullo. Uno no puede dejar de sorprenderse. Y es más impactante aún, cuando La Máquina realiza reflexiones no relacionadas a su encomienda. Se inmiscuye de tal manera que uno puede pensar, por un momento, que es humano, que su juicio es el de un allegado: un amigo, un pariente, algún vecino... Pero el estoicismo en su mirada y el eterno silencio que le sucede lo regresa a su estatus de Máquina-Maravillosa-Inequivoca-Perfecta.
Uno sigue pensando después de eso, con ansiedad, y entiende que es parte de su naturaleza. Es el saco de cascajo que lleva todo el tiempo consigo por si a caso.

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